martes, 23 de abril de 2013

Mi primer relato publicado

Bueno, bueno, bueno...Como es la primera vez que me publican algo, aquí os dejo el enlace donde se puede descargar el libro en versión digital. Creo que en breve estará la versión papel.
Es una colaboración de varios autores de distintos países con micro-relatos . De la cual tengo el honor de ser uno de ellos. Todo el dinero recaudado irá a una ONG.


lunes, 15 de abril de 2013

Diario de un parado


Primer intento de una publicación. Podéis dejar vuestros comentarios como siempre, gracias. Después de algunos "problemillas" ya está todo resuelto. De nuevo pido vuestra colaboración. 

Comentad, comentad, comentaaaaad....

domingo, 7 de abril de 2013

Vive

Vive
Manín de Lluces





El Sendero de la verdad es un  camino infructuoso,
que  a veces no lleva  a ninguna parte.


Todos los espectros fueron saliendo de la barca, cada uno de ellos portaba una imagen irreal y aparente. El Caballero quedó a la expectativa, no movió ni un músculo, fijando su atención en las figuras que le iban rodeando,  llegando cada vez más barcas y estos nuevos inquilinos, se acercaron cada vez más. El calor se hacía insoportable, el murmullo entre ellos fue creciendo, y cada uno  como gota que retumba en la cueva se sumó. Ya rodeado el Caballero Oscuro dijo:

- ¿Qué queréis de mi?
- ¿Tú conciencia está limpia?
- Hasta del más Santo, ¿se puede decir que esté limpia? ¿Alguno de vosotros me la quiere limpiar?
- ¿No tienes miedo?
- ¿Miedo de qué? Sólo tenía miedo de los vivos, y ahora no lo estoy.
- ¿Sabes dónde estás?
- Sé, que en la Tierra Humana, no. Pero no me importa, aquí estoy, el que quiera acercarse de vosotros que venga a mi - En ese momento sacó su espada, la levantó y de un tajo, cortó las cabezas que tenía a su alrededor. Un grito espantoso, infrahumano inundó la cueva, sus oídos se cerraron y sus ojos se llenaron de penumbra.

- Hola - oyó decir a una mujer. Un dolor le inundó el cuerpo y con gran esfuerzo pudo abrir los ojos, sentía sed, su boca estaba seca y su pensamiento confuso. Sólo sentía la necesidad de beber, no podía pensar en nada más, necesitaba agua.

- ¿Me puedes dar agua? - suplicó El Caballero, por un hilo de voz que apenas salia de su garganta.

- Sí, toma - y le acercó una  vasija llena de fresca agua. - Bebe despacio. Así sorbo a sorbo, estás herido y debes reponer fuerzas.

- Gracias - era la primera vez que salieron de su boca esas palabras, nunca las había dicho antes, pero la dulzura de aquella mujer, le hicieron retornar, a sus años de infancia, cuando estaba al cuidado de su madre, que le atendía con todo su cariño. Ya que de padre nunca había tenido noticias, sólo sabía por los silencios de su madre, que le indicaban que no podía hablar ni preguntarle por ello. Hacia tiempo, una conversación casi olvidada, le zanjó su curiosidad. Nunca más volvió a preguntarle por él.