martes, 29 de abril de 2014

El principio del Caballero Oscuro (3ª parte)

Así estuvo con unas cuantas, su cara se fue transformando, le aparecieron arrugas en el entrecejo, sus cejas se arquearon, la voz empezó a sonar más grave y me dio la sensación por todas estas circunstancias externas que no le apetecía seguir mirando más de lo que había traído, quizás sólo fuese una suposición o una conjetura mía, pero por si acaso aceleré la entrega y le enseñe lo que pensé  podría ser lo último que llenaría su tiempo prestado de forma altruista hacia mi nueva afición y persona.

- Bueno, esta es la última - le dije haciendo una mueca con la boca. No fue forzada, ya que algunas veces la involuntariedad de los gestos se producen sin ningún tipo de acción sugerida conscientemente por nuestra voluntad.

- ¡A ver!

Se detuvo, cambiándole  su expresión totalmente. Fue la transformación de un rostro en unas milésimas de minutos, o quizás segundos, no pude concretar cuánto fue el tiempo ya que en ese lapsus  no me dio tiempo a cronometrarlo, y me daba la sensación que utilizar el cronógrafo en aquellos instantes podría ocasionar algún tipo de malestar o molestia. También recuerdo que en aquel preciso instante entraron por la puerta dos personas, pudiendo adivinar que eran compañeros de trabajo. A toda esta conclusión llegué por los mensajes tanto verbales como por los movimientos de cabeza y un cierto grado de confianza se adivinaba entre ellos. Sin mi permiso - llamaremos Luis - le entregó a uno de aquellas dos personas el mineral que con tanto mimo había enseñado por último a Luis, repito de nuevo Luis. Y este le preguntó.

- ¿Qué te parece?

Lo cogió entre sus manos, lo observó, llevándolo a continuación a un microscopio que tenía allí al lado. Siguió el examen y también se creó un cierto silencio que me tensionó por la expectativa que me estaba creando, más que expectativa, la duda. ¿Podría ser que aquello algo importante? Esperé mirando a uno y a otro hasta que por fín terminó el examen.

-Tiene rutilos, y es de una gran pureza - Dijo mientras miraba a su colega.

miércoles, 23 de abril de 2014

El principio del Caballero Oscuro (parte 2ª)

¿Qué sucedió después de este descubrimiento? Esta es una pregunta que me haría como lector. Pues acaecieron los siguientes sucesos.

Unas semanas después me dirigí a la Escuela de Geología con la intención de que me clasificasen los hallazgos, que daba por sabido en mi absoluta y relativa ignorancia, no haría avanzar a la civilización, pero posiblemente podría añadir un poco luz a mi incultura geologil. El diálogo que tuve con la persona encargada del museo,  la cual por cierto, me miró con extrañeza, asombro o no sabría decir qué gesto gesticular que con su cara hizo, respondió a mis interpelaciones de las cuales a groso modo transcribo.

- Buenos días - le saludé para cortar el hielo, y también como punto inicial de cortesía.

- Buenos días - me contesto mientras me observaba, quizás preguntandose que coño hacía yo allí en aquellos momentos y pensando que de que le sonaba mi cara.

- Se acuerda, vine hace unos meses para que clasificase unos minerales, y como me había dicho que volviera cuando quisiera, pues es lo que hago. Espero no molestarlo.

- Ah si, si, si, ya lo recuerdo. Muy bien ¿qué me traes?- Pero qué coño hace este aquí. Tengo yo pocas cosas que hacer como para ponerme ahora a clasificar minerales. Si te dijese lo que pienso.

- Pues verá, aquí le traigo algunas piedras para que me ayude a clasificar - Parece que le molesta, creo que si me dijese lo que piensa, no volvería más aquí.

Puse mi bolsa llena de minerales encima de la mesa y empecé a sacarlos uno a uno. El lo miraba y me decía.

- Esto noes nada, esto tampoco, esto menos, y esto mucho menos...

lunes, 14 de abril de 2014

El principio del Caballero Oscuro 1ª parte

Manín de Lluces
Creo que hace aproximadamente un par de años me fui a visitar una playa en el Occidente de Asturias, había comenzada una nueva afición que incluía paseos, contactos con la naturaleza y coleccionismo. No era otra cosa que la recolección de minerales. No sé exactamente por qué la comencé, pero parecía prometedora por lo menos hasta un determinado momento en que empezase a cansarme. Aquel día que recuerdo de forma singular, era algo plomizo. Corría  principios de otoño, y de vez en cuando llovía de una forma que aquí en asturias lo  conocemos como orbayu, es una lluvia fina que a poco que esté uno bajo sus efectos te quedas empapado. Pero bueno no todo era llover y llover, aunque a veces sí nos toca vivir una serie de acontecimientos climáticos, que por ende  hacen que nuestro carácter sea característico de esta zona. Aquel día de principios de otoño, cuando ya me encontraba en zona de recolección de minerales, vi en el suelo casi por casualidad, brillar de forma intensa un objeto que a primera vista pensé  era un trozo de vidrio, por su espectacular transparencia así como por su brillantez a los pequeños rayos de sol que de vez en cuando se reflejaban en aquella zona. Presto lo cogí en mi mano y ya de cerca pude observar que se trataba de un mineral de una transparencia extraordinaria sobre un trozo de piedra, de lo cual no podría en aquellos momentos saber que era. No  di importancia al descubrimiento, quizás mejor dicho, no le di demasiado o mucha importancia. No sabía a ciencia cierta lo que en los sucesivos días y temporadas podría acaecer y menos aun lo que me sucedería en un futuro que para mi, parecía incierto. No niego  la capacidad de algunas personas para  predecir el porvenir, ni tampoco puedo afirmarlo.