¿Qué sucedió después de este descubrimiento? Esta es una pregunta que me haría como lector. Pues acaecieron los siguientes sucesos.
Unas semanas después me dirigí a la Escuela de Geología con la intención de que me clasificasen los hallazgos, que daba por sabido en mi absoluta y relativa ignorancia, no haría avanzar a la civilización, pero posiblemente podría añadir un poco luz a mi incultura geologil. El diálogo que tuve con la persona encargada del museo, la cual por cierto, me miró con extrañeza, asombro o no sabría decir qué gesto gesticular que con su cara hizo, respondió a mis interpelaciones de las cuales a groso modo transcribo.
- Buenos días - le saludé para cortar el hielo, y también como punto inicial de cortesía.
- Buenos días - me contesto mientras me observaba, quizás preguntandose que coño hacía yo allí en aquellos momentos y pensando que de que le sonaba mi cara.
- Se acuerda, vine hace unos meses para que clasificase unos minerales, y como me había dicho que volviera cuando quisiera, pues es lo que hago. Espero no molestarlo.
- Ah si, si, si, ya lo recuerdo. Muy bien ¿qué me traes?- Pero qué coño hace este aquí. Tengo yo pocas cosas que hacer como para ponerme ahora a clasificar minerales. Si te dijese lo que pienso.
- Pues verá, aquí le traigo algunas piedras para que me ayude a clasificar - Parece que le molesta, creo que si me dijese lo que piensa, no volvería más aquí.
Puse mi bolsa llena de minerales encima de la mesa y empecé a sacarlos uno a uno. El lo miraba y me decía.
- Esto noes nada, esto tampoco, esto menos, y esto mucho menos...