jueves, 27 de diciembre de 2012

Atropa Belladona

madre del emigrante
Manín de Lluces

(Continuación del Caballero Oscuro)

Atropa vivía en el bosque con su abuelita, había hecho pastelitos que quería llevarle. Ella no vivía con su abuelita, vivía sola, tampoco hacia pastelitos, no le gustaba el dulce, y tampoco quería llevarle nada a nadie. No quería conocer a macho alguno. No sentía necesidad. ¿Por qué, no sentía necesidad? Voy a intentar encontrar un razonamiento lógico. Mejor, no voy intentar ningún razonamiento, que cada uno razone lo que quiera. Así que comenzaré de nuevo esta historia.


Esa noche Atropa no podía dormir, sentía desasosiego, la luna era luna y además llena. Atropa, era un poco lunática, y le afectaba la luna llena...también la menguante, creciente, decreciente y nueva. Osea le afectaba todo, lo cual la hacía dormir muy pocas horas, siempre pensando, siempre soñando. No había conocido varón, por lo cual, era doncella. ¿Quizás fuese por vivir apartada en un bosque y nunca bajase al pueblo? Posiblemente sería una de las razones.


Cuando se miraba al espejo no sabía si era bella, porque nunca antes se había comparado con otra doncella. Solo se comparaba con su abuela. Y ahora tampoco, porque su abuela ya no estaba. Así, guapa o fea, nadie lo sabía. Pero solo de momento.


Aquella madrugada se levantó temprano para recoger Belladona. El rocío salpicaba las plantas, y la nube abrazaba los árboles, de tal manera que apenas podía distinguirse camino. Aunque esto no era problema. No era problema porque pasaba de todo. No le importaba nadie ni nada, solo sus hierbas y sus experimentos. Pero sigamos por el camino del bosque. Fue a un lugar donde crecía la Belladona y por supuesto, era la época y el tiempo perfecto. Conocía todas sus propiedades, no sólo de la belladona, si no de muchas más cosas. Tenía todo el tiempo del mundo para experimentar. Y si hubiese vivido en otra época, algún premio habría recibido. Pero en esa época ¡No! o sí, todavía estaba en edad y a tiempo de ser quemada en hoguera, de ser purificada por Bruja. Cuánto bien hizo la Iglesia, cuando tenía más poder. Tampoco quiero extenderme con ello, pero el que quiera que se extienda, y el que no que siga leyendo.


Ya cerca de la belladona, sintió una sensación extraña en la boca del estómago. Se sentía observada. De un salto apareció ante sí un caballero. Ella no sabía lo que significaba ser caballero, y tampoco el otro lo comprendía. Pero, si sintió, lo que sintió. Algo le desgarró el cuerpo, un dolor la invadió, que se mezcló con otras sensaciones.


Ni un ¡Ay! Pudo decir cuándo sitio en su cuerpo la punzada...


El caballero oscuro se levantó, limpió su arma la guardó y la observó mientras ella gemía.


-¡mmm! ¡Oh! ¡Ah!


-Desventurada has sido por cruzarte en mi camino. Ahora me marcho y ahí te quedas.


Ella lo miró con ojos suplicantes, y una lágrima salió de sus ojos deslizándose sobre su mejilla. Él agarró las riendas, y así como se acercó, se alejó al galope.





Y así tirada en el suelo, vio como se marchó el Caballero. Extraña sensación, no sabía explicar en aquel momento, pero tiempo después, cuando se pudo recuperar, si que supo y entendió. Sabía lo que tenía que hacer.


Hoy he terminado esta historia a sabiendas, que más adelante, otro día, volverá a aparecer, o quizás nunca vuelva a aparecer.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Conclusiones sobre "Mi último Legado"

Esto es un cachondeo padre, no se pueden planificar las cosas y después cambiarlas. Espero que no haya intereses ocultos por dinerillo para crear todas estas incertidumbres. Creo que nadie haría nada así...jejejeje...¿O sí?

Supongo que el  “Santo Padre” seguirá mandando tuiters para iluminarnos en estos caminos tan...ni me aparecen las palabras.

Conclusión; seguiré haciendo mis listas, porque de lo que yo haga a nadie le importa un carajo. Y si así fuera yo no tengo conocimiento de ello.

Disculpen, pero no voy a volver a participar en otro fin del mundo. Las razones son muy simples. No me da la gana. Esto de “ vivo sin vivir en mí y tanta dicha espero...”  lo obviaré.

Que cada cual haga de su capa un sayo, o lo que mejor le parezca. Que bastante nos toman el pelo los políticos, ¡para  encima esto!

jueves, 20 de diciembre de 2012

Mi último Legado III

Día 20 de diciembre del 2012


¡ Adiós Mundo!

Mi último Legado II

Manín de LLuces


Día 19 de diciembre del 2012


Me quedan dos días. Tranquilidad absoluta, no voy a hacer nada fuera de lo común.

...todo sigue igual...

- Me voy a dormir. ¡Buenas Noches!


-ZzZzzZz- Respiración profunda mientras está acostado pensando.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Mi último Legado

Día 18 de diciembre del 2012
Manín de LLuces


Hoy me he enterado que el día 21 de diciembre, es el fin del mundo. Menos mal, por fin me entero de un fin del mundo con un poco de antelación.

Los otros fines, no me dieron tiempo a hacer nada. Aunque algo apurado, tengo que hacer una lista de cosas por hacer:
  • Tengo que sacar la basura.
  • Limpiar el polvo.
  • Hacer la comida.
  • Fregar los suelos...
Diantres estoy perdiendo el tiempo con estas listas. Este fin del mundo va en serio. Aparece en los medios de comunicación y ellos no mienten.

Debo pensar  más detenidamente; día 18 de diciembre, me quedan tres días, he tenido que repetir la operación tres veces contando con los dedos. Estoy un poco nervioso. Más bien bastante nervioso, es la primera vez que me enfrento cara a cara con un fin del mundo.

Pienso... no se me ocurre nada para hacer. Siempre la dichosa lista. ¡Ya sé! Debo ser famoso antes del veintiuno. ¡Voy a armar la de Dios!¿Y si resulta que no es? Cavilo durante unos instantes...(tiempo de tres minutos que estoy pensando). Tiene que ser cierto, el "papa" escribe tuiters. Esto es una señal, nos quiere enviar mensajes rápidos, cuando le llegue el mensaje divino, para que nos pille a todos confesados.

Debo ir a reflexionar.





miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Quién era?

Manín de LLuces
Aquella mañana me había levantado un poco aturdido. No me encontraba muy satisfecho ni contento. Podría ser el cielo plomizo.¿Quién sabe? Ya no me apetecía coger la máquina de escribir, no tenía ganas de buscar historias. Debería intentar otra forma de pensamiento. “Debo inventar otra forma de pensamiento” me dije a mi mismo, o eso creía. ¿Acaso repetía las cosas dos veces? Realmente no sé si hablaba conmigo mismo o con mi cabeza hueca. Pero lo interesante del asunto es que se formaban, diálogos. “¿Con quién coño estoy hablando?” cada vez me sentía un poco más paranoico. “¿Hasta qué punto llegaría?” este era otro diálogo mío interior.

De repente un flash. Una gran idea, un invento para pensar. Ya sabía cómo lo llamaría, pensamiento kinestésico sin sistema auditivo. ¡Qué gran hallazgo!, el nombre me venía que ni pintado. Estaba dispuesto a probarlo en mí mismo, yo sería mi conejillo de indias. Un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la Humanidad. No daba crédito a mis pensamientos, que fluidez, por Dios podría llegar a conseguir el Premio Nobel, no sé en qué categoría pero alguno me darían. Con todas estas frases unidas, incluso con la de pequeño paso para el hombre...estaba seguro que llegarían a plagiarme. Que bien sonaba.

Resuelto bajé a la calle, el experimento lo iba a realizar en lugar público, por si las moscas. Si algo fallaba tenía la necesidad de que me encontrasen, no me gustaba la idea, de que la peste, y el olor alertase a los vecinos. No me gustan los cuchicheos.

Ya me imaginaba la escena. Los bomberos rompiendo la puerta en mil pedazos con el hacha y todos los vecinos expectantes.

-Esto ya me lo suponía.

-Se veía venir.

-Bien callado que se lo tenía.

-Pero fíjate que casa, el de tan buena familia, y mira que desastre.

Todos estos pensamientos fueron los que me obligaron a abandonar la idea de experimentar en mi vivienda.

Caminando por la ciudad en dirección al parque, veía a gente pasar, iba como un autómata. Pero algo hizo que me detuviera de repente. Fue un no sé cómo explicarlo, instantáneo. Frené en seco. Ya quieto, levanté mi zapato y pude ver en la suela la mayor cagada que nunca antes había pisado. Incluso pensé que no podía ser de un perro, y si así fuese ¿qué descomunal tamaño tendría? Con gran destreza apoyando la suela y con movimientos repetitivos de arriba abajo, pude quitar aquel pedazo de cagada. Cuando quité la mayor cantidad, no esperé más. Empecé a caminar y al volver la vista atrás podía ver la huella que iba dejando sobre la acera. ¿Sería un presagio? Ya con estos pensamientos llegué al parque. Solo tenía que encontrar el lugar adecuado. Un lugar apartado, pero tampoco mucho (por si acaso, nunca se sabe).

Lo vi era el banco perfecto, solo unos pequeños árboles alrededor. Aprovechando que estaba rodeado de césped, restregué con mucha energía el zapato, aún desprendía y quedaban restos. Tuve que empeñarme bastante. Como no pude con todo, me dirigí al banco y allí me senté.

Se había despejado un poco el cielo y el sol  daba justamente sobre ese lugar, tenía que mantenerme con los ojos bizqueando para poder ver algo. A lo lejos vi cómo se acercaba un ave volando, no le di demasiada importancia, pero no podía quitar la vista de él. Aleteaba; no sabría explicarlo,... era un movimiento de las dos alas a la vez, lo cual hacía que se mantuviese flotando. Parecía como si volase.

Lo seguí observando y vi que todo su cuerpo era de color oscuro. Ya cuando mantenía  mi cabeza totalmente elevada, y con gran dolor de cervicales. Sentí entre ceja y ceja un golpe, aproximé mi mano lentamente, tenía miedo. Lo sentía húmedo, ¿me habrían disparado, y eran los últimos segundos de mi vida? Pude tocar con los dedos y cuando lo llevé a la altura de los ojos comprobé que era excremento de ave. No por ser experto, que podría serlo, sino por atar cabos; olía mal, tenía color blanquecino y justo lo había notado en el momento que el maldito pajarraco había pasado por encima. El muy canalla graznó, riéndose de mí. Por la mente me pasó un nombre, Lelo, bueno dos, Lolo, y al final Lalus. ¿Qué significado tenía? ¿Podría relacionarlo con algo?, no tenía la menor duda... ¡No tenía ni idea!.

Ya sentado en el banco me concentré, más bien me desconcentré, dejé mi pensamiento libre, un poco difícil, porque siempre volvía a los mismos pensamientos. ¿Qué desperdicio de neuronas? Intenté desconcentrarme otra vez, y otra vez, y otra...Por fin cerré los ojos, y ahí ¡surgió! Otro pensamiento estorbando, ¿Sería incapaz de llevar a fin mi propio experimento?¿Serviría al final para algo? Como ya empezaba a aburrirme, de mis propias preguntas, dejé de preguntarme.

Ahora solo oía a los lejos el ladrido de los perros, lejos lejos lejooooos,... ¿Cuánto tiempo pasó? Ni la más remota idea, empecé a sentir calorcito en mi pierna izquierda, abrí los ojos, y cuando miré hacia ella vi la pata de un chucho (traducción simultánea de chucho=perro) en posición de estiramiento y un chorro de líquido saltando. Un resorte automático, sin voluntad, hizo que mi pie se dirigiese con una precisión milimétrica a la fuente, alcanzando un pleno al diez (pleno al diez, debido a la gran puntería en alcanzar sus partes al animal en el instante en que me mea mi pierna). Gemido animal, y correteó brincando. Se marchó, me asomó una media sonrisa y me sentí satisfecho en ese día.

Al llevar la mano a mi boca comprobé mucha humedad por la comisura del labio. ¡Suspire! había conseguido alcanzar el estado de pensamiento kinestésico sin sistema auditivo, y por la cantidad de líquido que sentía en mi barbilla, supe enseguida que había sido intenso.

Ahora solo tenía que recordar para escribir la historia. Me vinieron imágenes del estado de duermevela, pude descifrar mi reencarnación. Había vivido en la época de Napoleón Bonaparte, y lo más importante que estuve con él. Voy a relatar a continuación.



...........................


Me sentía comprimido lateralmente, veía de una forma muy rara, y solo sentía la necesidad de chupar. Podía saltar muchísimo en aquella selva. Cuando vi a Napoleón  y en el mismo instante que chupaba de nuevo, mi cuerpo explotó, por la presión de unos dientes... Fui la reencarnación de pulga de perro.

lunes, 3 de diciembre de 2012

No Hay Segunda Sin Primera


Sólo había escrito una historia y quería buscar otro lugar para sentir la inspiración del escritor. Realmente lo tenía fácil. Mi máquina es modelo portátil, podía llevarla a cualquier sitio. No necesitaba ningún tipo de energía externa, como esos cacharros de ahora (pilas alcalinas, enchufes baterías,...). No hay comparación, el tacto que uno siente al golpear cada una de las teclas. Pero bueno tampoco me voy a pasar demasiado tiempo en describir las maravillosas sensaciones de las antiguas tecnologías.


Así que resuelto cogí mi máquina de escribir y salí a la calle, mientras bajaba las escaleras pensé a qué lugar iba a dirigirme.

En cuanto estuve en la calle tuve la sensación de que me observaban, veía a gente de toda clase y condición hablando con sus últimos teléfonos de última generación. ¡Qué necios! Eran esclavos de sus tecnologías. Cada dos pasos alguien hablando por él móvil, o escribiendo.

Yo me sentía orgulloso, sin ningún tipo de atadura tecnológica. Así con estos pensamientos llegué al café (de momento no pondré nombre, debo negociar con ellos un dinerillo), me senté en una de las esquinas y esperé a que viniesen a preguntarme.

- ¿Que vas a tomar?- me preguntó la camarera, sin ningún tipo de gesto. Apenas supe que era ella quien hablaba porque me fijé en sus labios moviéndose.

-Un café con leche- Estaba un poco nervioso era la primera vez. Siempre hay una primera vez para todo. Y esta era la primera vez que utilizaría mi máquina, estaba impaciente, algo nervioso quería terminar cuanto antes de tomar el café y ponerme a escribir. Me mantenía relajado para que nadie notara mi nerviosismo.

Al rato llegó la camarera y puso  la taza sobre la  mesa y al lado el cuenquito con un churro, y un trozo de bizcocho. Un minúsculo trozo, se podía coger perfectamente entre el dedo gordo y el índice, y casi llegaban a rozar.

Con un movimiento de vaivén de la mano fue echando la leche. Era casi mágico yo quedé hipnotizado, y no podía apartar los ojos de su mano, en el último instante, con un giro asombroso de muñeca dejó caer las últimas decoraciones del café con leche. En ese momento, sentí la necesidad de abrazarla, por el trabajo bien hecho, pero me aguante no debía llamar la atención. Quería pasar desapercibido, sólo pude mirarla a los ojos y sonreírla. Tantas cosas quería decirla. No era el momento y el lugar.

Cogí el sobre del azúcar y con una destreza inusitada lo rompí. Algo del azúcar saltó por encima de la mesa, también se desparramó por el suelo. dirigí una mirada de reojo alrededor, me pareció que sólo una pareja cuchicheaban entre ellos y se reían. Con la cucharilla revolví, debía mantenerme impasible, como que no había pasado nada. Llevé la cucharilla a la boca y sentí todo el amargor del café. No había salvado ni un miligramo del azúcar. Disimuladamente me relamí, como si fuese el café más dulce que había tomado en mi vida.

Por un momento quedé dudando, entre coger el churro y mojarlo en el amargo café o llevarlo directamente a la boca. Opté por lo último, estaba tan tieso y frío, que parecía masticar chicle en vez de un churro. No importa nada, no había ido para delicatessen, así que lo engullí como un pelícano a un pez, y algo se me atravesó en la garganta. Tuve que echar mano rápidamente al café, lo tragué a la vez que me abrasaba la lengua, el cielo de la boca y la garganta. El churro se desatascó y cayó como una piedra en pozo sin fondo. Sentí un calor inusitado por la cara y cogí con mi mano izquierda, a la vez que llevaba temblando la taza a la mesa. No calculé bien y la taza se precipitó al vacío. No solo la taza, sino también el platito, y el bizcochito.

Creo que se rompió en un gran número de trozos. No me paré a contarlos, no tenía tiempo. El líquido me salpicó los pantalones recién planchados, y se me metieron trozos de porcelana por todos los recodos de los calcetines. Pensé “tranquilo, apenas nadie se ha dado cuenta”, era un solo pensamiento positivo dirigido a mi mente.¡Todos me estaban mirando!

Llegó la camarera con una sonrisa forzada, la fregona y el cubo, y recogió todos los restos. Me preguntó.

-¿Quieres tomar otro café?
-No gracias, con uno es bastante. Si nó me pongo un poquito nervioso. Tráeme un vaso de whisky con hielo.

Ya había terminado los preliminares, y ahora un poco más seguro de mi. Podía empezar a escribir mi siguiente historia.

jueves, 29 de noviembre de 2012

El Caballero Oscuro





Manín de Lluces
El caballero Oscuro montado en su corcel, seguía el camino del bosque. Apenas podía ver más allá de su yelmo debido al crepitar de la lluvia en su armadura. Una luz cegadora iluminó los árboles, y a los lejos advirtió la presencia de una joven doncella, que cantaba alegremente.

-Qué mujer tan hermosa- pensó – Cuánto daría por poder tenerla. ¿Cómo lo haré?¿Qué le diré?

Mientras meditaba estas palabras se bajó de su corcel, se escondío detrás de una gran piedra del camino, y observo cómo se acercaba. Allí estuvo un buen rato, hasta que llegó a su altura. De un salto se abalanzó sobre ella, y sin mediar palabra la atravesó con su daga.
Ni un ¡Ay! Pudo decir cuándo sitio en su cuerpo la punzada...

El caballero oscuro se levantó, limpio su arma la guardó y la observó mientras ella gemía.

-¡mmm! ¡Oh! ¡Ah!

-Desventurada has sido por cruzarte en mi camino. Ahora me marcho y ahí te quedas.

Ella lo miró con ojos suplicantes, y una lágrima salió de sus ojos deslizándose sobre su mejilla. El agarró las riendas, y así como se acercó, se alejó al galope.

Allí en el suelo quedó gimiendo la doncella que se cruzó en su camino. ¡Dolor o gusto! ¿Qué sería?

(continuará)

lunes, 26 de noviembre de 2012

¡Vaya Peste!


Año 1346, estábamos asediando a los malditos Genoveses. Los muy tontos oponían resistencia; y eso que todos los pueblos que nos encontramos por el camino habían sido arrasados, matado a niños, mujeres y hombres.


Los que no oponían resistencia pagaban un tributo (más o menos como ahora, el que se resista palos, y el que no, que pague las consecuencias). Era fácil, nos pagan y no hacemos nada, relativamente nada. Se resisten y arrasamos (mensaje sencillo y directo), dejamos unos pocos vivos para que puedan contar a los demás lo que les puede pasar a los que no nos obedecen (así creamos el principio de la guerra psicológica).

Pero  debo presentarme, nací en Mongolia, mi nombre y mi pueblo no viene a cuento, da lo mismo, total no seré recordado por ello. Sin embargo he sido muy importante en esta historia, y la de años sucesivos, una pila de ellos. Bueno más bien dejé algo de huella en la historia, no por lo que hice, sino por lo que llevé.

Así da comienzo; estábamos a las afueras de Caffa. Al lado del mar Negro. Llevábamos varios días hostigando a los estúpidos genoveses. Ya un poco hartos de esperar. Si caía la ciudad tendríamos todo para nosotros, y nos divertiríamos con el resto. Tanta riqueza dentro, y nosotros que no guardábamos nada para el futuro, es lo que se dice “vivir al día”, aunque tampoco podíamos guardar nada, por nómadas.

Un día paseando después de haber bebido mi ración de alcohol, (leche equina fermentada). Vi varias ratas que corrían por el campamento, esto no me llamó la atención, ya que estábamos acostumbrados a todo tipo de bichos, pero si lo que aconteció a continuación. Sentí picaduras por todo mi cuerpo. ¡Joder!, mira que estaba acostumbrado a flechazos, tajos, pero esos malditos insectos, como fastidian “no dejé de rascarme”.

Varios días después me empezaron salir bultos (conocí  todos estos nombres unos cuantos siglos más tarde, “no hay mal que por bien no venga”, y estos se llamaron nódulos, “vaya nombrecito”. ¿Quien iba a pensar que fuesen a causa de los diminutos  insectos? (aunque ahora parezca muy listo en aquella época sí que era bruto, o bueno, inteligente a mi manera). ¡Que mal aspecto!, un pedazo de bulto debajo de las axilas, y además apestaba, no el bulto sino el sobaquillo, siempre apestaban, y también el resto. Sentía malestar general, escalofríos, porque mi cuerpo quemaba, por la alta fiebre, pero cualquiera se lo decía al médico. Cualquiera se lo decía al médico porque no había médico, y lo más parecido un “Chamán”. Algun listo, a toro pasado, dijo “pa' mi esa inflamación es de un ganglio linfático, lo voy a llamar Bulbón”, pero como yo no tenía ni idea ni rechisté. ¡Qué sabía!, bastante tenía con los picores. Pero bueno continuemos con la historia (resumiendo, una piltrafa humana). Bultos por todas partes, pero no solamente los tenía yo, sino que otros también. Y como solo sabíamos utilizar el sistema decimal fuimos nueve más el menda, que como decíamos entonces, un arban (por si no quedó claro, nombre que se dan a diez)

En fin que cuando me di cuenta salía despedido por los aires,  cayendo dentro de la muralla. Así con mis otros compañeros. La cara de sorpresa que llevaron los genoveses, cuando nos vieron volando por los aires y caer en sus calles. No daban crédito, nuestro aspecto no era de lo más bonito. Pero tampoco para tanto, enloquecieron, y así creamos la guerra biológica.

Resulta que muchos de ellos, pusieron pies en polvorosa (que corrieron que se las pelaba; se dice así por el frizamiento de las piernas entre sí al no tener cuidado, es decir que te depilas por el alto movimiento de los pies). Se metieron en los barcos, no solo los geno (geno por genoveses), sino también las ratas para conocer mundo; y lo más importante las pulgas.

¿Qué pasó? todavía me río ahora recordando. Una vez más, toda Europa se fue al garete. Mira que murió gente, y cuanto más lejos marchaban más gente moría (Constantinopla, Peloponeso, Sicilia, Génova y Marsella, Balcanes, Francia, y así hasta Alemania, Polonia, y Moscú).

En fin que yo fui el primero que propagó la Peste Negra, o peste Bubónica, no porque sea boba, sino por el nombre que le pusieron al bulto de ganglio, que  llamaron Bulbo.

martes, 20 de noviembre de 2012

Mi historia





He desempolvado mi vieja máquina de escribir. Me gusta más el sonido de las viejas tecnologías, machacando mi mente como un mantra repetitivo. Es mi primera novela, mi primera escritura a parte de los Currículum Vitae que tan poco éxito están teniendo en estos momentos.

Reciclarse o morir, o quizás ambas cosas a la vez. Me reciclaré y después moriré. Primero lo primero porque no me queda otro remedio, y lo segundo prefiero dejarlo para más adelante. Cuanto más tarde mejor.

Quiero ser escritor y sobre todo, un escritor de éxito, de los que ganan muchos dólares, euros o lo que sea.
¿Por qué quiero ser escritor? Podría decir que lo llevo en los genes que nací para ello, que tengo un estilo literario innato cultivado a lo largo de mi educación. Esto sería lo más bonito, o lo políticamente correcto. Pero querido lector, mentiría, no és así. He llegado ha este punto por situaciones de mi vida que ahora paso a relatar con todo detalle.

Yo nací hace unos cuantos años en un pueblo pesquero, de cuyo nombre no quiero acordarme (lo tacharé en la siguiente corrección, creo que me suena de haberlo leído con anterioridad. Que seguramente podrá ser, pero quiero pasar de una forma discreta).

Como dije, nací en un lugar, de una madre y con ayuda de un padre, tras algún tiempo viviendo en la absoluta ignorancia y felicidad de la infancia. Tampoco recuerdo cuantos años fueron. Empecé a recordar algo de mi vida. La cual quería escribir aquí, pero no creo que venga al caso, porque mi memoria tampoco es muy buena, y quizás adorne demasiado o invente algunas cosas. Prefiero mejor omitirlas antes que me puedan llamar cínico. Por lo cual prefiero contar los hechos tal como sucedieron.

Nací hace algunos años, en un pueblo con mar. Viví en la absoluta ignorancia de la infancia y cuando me di cuenta estaba en la cola del paro, sacando la cartilla para pertenecer a la gran empresa nacional (INEM) tengo que abrir paréntesis, para explicar las siglas (Instituto Nacional de Empleo, utilidad,... bueno... es para que uno se apunte ponga su vida laboral, en que quiere trabajar y nose que mas cosas).

Esto hizo que volviese a retomar mis dotes de escritor, y de imaginación. Escribí varios curriculum vitaes, también acompañe a estos con cartas de presentación donde destacaba los grandes beneficios que reportaría a la empresa en caso de que me contrataran. Pero en estos tiempos de tanta competencia escritural de CV (escribo CV para no volver a utilizar más  la abreviatura de curriculum vitae, transformándolo en CV con economía de escritura, y dejando ver mi gran cultura en estos menesteres). Como venía diciendo con tanta competencia tuve mi primer gran fracaso editorial. Bueno digo editorial para adornarlo un poco  y darle carácter literario. Fue tanto el fracaso que decidí dejar el TARGET (explico TARGET, como público objetivo al que se envía un mensaje o lo que se quiera. También sino significa esto, da lo mismo, es un nuevo significado que yo le doy. Y aquellos escrupulosos del lenguaje, pueden rectificarlo en su pensamiento o enviarme algún donativo para elevar mi educación). Pensé en ser escritor famoso, ya no de CV (nótese que utilizo ahora solo las siglas). Sino de novelas, cuentos, o lo que pueda escribir.

Lo que ha hecho que desempolve mi máquina de escribir con el TOCTOC mantral, mi botella de whisky (no pongo marca y dejo a elección de las mismas posible hueco para patrocinio), y mi cajetilla de cigarros (idem del mensaje anterior).

Esta primera historia ocurre en la época de la Peste Negra. Un poco de introducción no sólo para situar al lector sino para situarme yo.