miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Quién era?

Manín de LLuces
Aquella mañana me había levantado un poco aturdido. No me encontraba muy satisfecho ni contento. Podría ser el cielo plomizo.¿Quién sabe? Ya no me apetecía coger la máquina de escribir, no tenía ganas de buscar historias. Debería intentar otra forma de pensamiento. “Debo inventar otra forma de pensamiento” me dije a mi mismo, o eso creía. ¿Acaso repetía las cosas dos veces? Realmente no sé si hablaba conmigo mismo o con mi cabeza hueca. Pero lo interesante del asunto es que se formaban, diálogos. “¿Con quién coño estoy hablando?” cada vez me sentía un poco más paranoico. “¿Hasta qué punto llegaría?” este era otro diálogo mío interior.

De repente un flash. Una gran idea, un invento para pensar. Ya sabía cómo lo llamaría, pensamiento kinestésico sin sistema auditivo. ¡Qué gran hallazgo!, el nombre me venía que ni pintado. Estaba dispuesto a probarlo en mí mismo, yo sería mi conejillo de indias. Un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la Humanidad. No daba crédito a mis pensamientos, que fluidez, por Dios podría llegar a conseguir el Premio Nobel, no sé en qué categoría pero alguno me darían. Con todas estas frases unidas, incluso con la de pequeño paso para el hombre...estaba seguro que llegarían a plagiarme. Que bien sonaba.

Resuelto bajé a la calle, el experimento lo iba a realizar en lugar público, por si las moscas. Si algo fallaba tenía la necesidad de que me encontrasen, no me gustaba la idea, de que la peste, y el olor alertase a los vecinos. No me gustan los cuchicheos.

Ya me imaginaba la escena. Los bomberos rompiendo la puerta en mil pedazos con el hacha y todos los vecinos expectantes.

-Esto ya me lo suponía.

-Se veía venir.

-Bien callado que se lo tenía.

-Pero fíjate que casa, el de tan buena familia, y mira que desastre.

Todos estos pensamientos fueron los que me obligaron a abandonar la idea de experimentar en mi vivienda.

Caminando por la ciudad en dirección al parque, veía a gente pasar, iba como un autómata. Pero algo hizo que me detuviera de repente. Fue un no sé cómo explicarlo, instantáneo. Frené en seco. Ya quieto, levanté mi zapato y pude ver en la suela la mayor cagada que nunca antes había pisado. Incluso pensé que no podía ser de un perro, y si así fuese ¿qué descomunal tamaño tendría? Con gran destreza apoyando la suela y con movimientos repetitivos de arriba abajo, pude quitar aquel pedazo de cagada. Cuando quité la mayor cantidad, no esperé más. Empecé a caminar y al volver la vista atrás podía ver la huella que iba dejando sobre la acera. ¿Sería un presagio? Ya con estos pensamientos llegué al parque. Solo tenía que encontrar el lugar adecuado. Un lugar apartado, pero tampoco mucho (por si acaso, nunca se sabe).

Lo vi era el banco perfecto, solo unos pequeños árboles alrededor. Aprovechando que estaba rodeado de césped, restregué con mucha energía el zapato, aún desprendía y quedaban restos. Tuve que empeñarme bastante. Como no pude con todo, me dirigí al banco y allí me senté.

Se había despejado un poco el cielo y el sol  daba justamente sobre ese lugar, tenía que mantenerme con los ojos bizqueando para poder ver algo. A lo lejos vi cómo se acercaba un ave volando, no le di demasiada importancia, pero no podía quitar la vista de él. Aleteaba; no sabría explicarlo,... era un movimiento de las dos alas a la vez, lo cual hacía que se mantuviese flotando. Parecía como si volase.

Lo seguí observando y vi que todo su cuerpo era de color oscuro. Ya cuando mantenía  mi cabeza totalmente elevada, y con gran dolor de cervicales. Sentí entre ceja y ceja un golpe, aproximé mi mano lentamente, tenía miedo. Lo sentía húmedo, ¿me habrían disparado, y eran los últimos segundos de mi vida? Pude tocar con los dedos y cuando lo llevé a la altura de los ojos comprobé que era excremento de ave. No por ser experto, que podría serlo, sino por atar cabos; olía mal, tenía color blanquecino y justo lo había notado en el momento que el maldito pajarraco había pasado por encima. El muy canalla graznó, riéndose de mí. Por la mente me pasó un nombre, Lelo, bueno dos, Lolo, y al final Lalus. ¿Qué significado tenía? ¿Podría relacionarlo con algo?, no tenía la menor duda... ¡No tenía ni idea!.

Ya sentado en el banco me concentré, más bien me desconcentré, dejé mi pensamiento libre, un poco difícil, porque siempre volvía a los mismos pensamientos. ¿Qué desperdicio de neuronas? Intenté desconcentrarme otra vez, y otra vez, y otra...Por fin cerré los ojos, y ahí ¡surgió! Otro pensamiento estorbando, ¿Sería incapaz de llevar a fin mi propio experimento?¿Serviría al final para algo? Como ya empezaba a aburrirme, de mis propias preguntas, dejé de preguntarme.

Ahora solo oía a los lejos el ladrido de los perros, lejos lejos lejooooos,... ¿Cuánto tiempo pasó? Ni la más remota idea, empecé a sentir calorcito en mi pierna izquierda, abrí los ojos, y cuando miré hacia ella vi la pata de un chucho (traducción simultánea de chucho=perro) en posición de estiramiento y un chorro de líquido saltando. Un resorte automático, sin voluntad, hizo que mi pie se dirigiese con una precisión milimétrica a la fuente, alcanzando un pleno al diez (pleno al diez, debido a la gran puntería en alcanzar sus partes al animal en el instante en que me mea mi pierna). Gemido animal, y correteó brincando. Se marchó, me asomó una media sonrisa y me sentí satisfecho en ese día.

Al llevar la mano a mi boca comprobé mucha humedad por la comisura del labio. ¡Suspire! había conseguido alcanzar el estado de pensamiento kinestésico sin sistema auditivo, y por la cantidad de líquido que sentía en mi barbilla, supe enseguida que había sido intenso.

Ahora solo tenía que recordar para escribir la historia. Me vinieron imágenes del estado de duermevela, pude descifrar mi reencarnación. Había vivido en la época de Napoleón Bonaparte, y lo más importante que estuve con él. Voy a relatar a continuación.



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Me sentía comprimido lateralmente, veía de una forma muy rara, y solo sentía la necesidad de chupar. Podía saltar muchísimo en aquella selva. Cuando vi a Napoleón  y en el mismo instante que chupaba de nuevo, mi cuerpo explotó, por la presión de unos dientes... Fui la reencarnación de pulga de perro.

4 comentarios:

  1. Que risa 'escatologica' ! mi pobre escritor... solo tienes desventuras :)))
    no entendi bien lo del "pensamiento kinestésico sin sistema auditivo"
    :) hasta otra lectura

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    1. Marie, Marie, me alegra que leas mis relatas allende Francia. Ese tipo de pensamiento es muy complejo...

      Felices Fiestas, si llegamos

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  2. Que puedo decir...que día de...jaja
    La historia era muy larga...que cansancio!!!
    ¡Muy bien!
    Emi

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  3. Doblemente gracias Emi, supongo que sea cansada para ti, leerla, felices fiestas.

    P.D.: Siempre hay algún día así en la vida

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