Esto es un cachondeo padre, no se pueden planificar las cosas y después cambiarlas. Espero que no haya intereses ocultos por dinerillo para crear todas estas incertidumbres. Creo que nadie haría nada así...jejejeje...¿O sí?
Supongo que el “Santo Padre” seguirá mandando tuiters para iluminarnos en estos caminos tan...ni me aparecen las palabras.
Conclusión; seguiré haciendo mis listas, porque de lo que yo haga a nadie le importa un carajo. Y si así fuera yo no tengo conocimiento de ello.
Disculpen, pero no voy a volver a participar en otro fin del mundo. Las razones son muy simples. No me da la gana. Esto de “ vivo sin vivir en mí y tanta dicha espero...” lo obviaré.
Que cada cual haga de su capa un sayo, o lo que mejor le parezca. Que bastante nos toman el pelo los políticos, ¡para encima esto!
Mi Querido y Estimado Señor Escritor:
ResponderEliminarComparto su indignación. Cómo es esto de que "dice mi Mamá que siempre no". Un poco de seriedad y respeto que no está una para vivir "con el alma en un hilo". Despidiéndose, llorando, abrazando y sobre todo besando a los seres queridos que supone una no volverá a ver, para que "le salgan a una con su embajada".
No cabe duda, los "fines de mundo" no son lo que solían ser.
Si fuera usted tan gentil en explicarme, "que cada cual haga de su capa un sayo" podría ser la versión castiza de "que cada quién haga con su pliego un papalote"
En otro orden de ideas relacionado con las mismas (ideas), quiero felicitarle por sus textos. Le han quedado “bordados”.
Reciba saluditos desde el D. F. de su anónima y fiel lectora.
Mi querida Anónima:
ResponderEliminarDespués de tan intensa experiencia "finelesca" viene el "plof", es decir, el bajón mediático. Uno se queda como vacío, sin ganas de escribir. ¿Será que todo el mundo se ha ido de fiesta?
Siguiendo con cualquier orden de ideas, "que cada cual haga de su capa un sayo" creo sin lugar a dudas, que tiene el mismo significado que su "...papalote".
Gracias por lo de bordados, pero uno se siente solo en esta inmensidad "ciberceliana", aunque alguna vez, aparece un alma caritativa que le ofrece una luz para encontrar de nuevo el camino.
Muchas gracias, y redundando en las gracias, no podría dejar de agradecer, que sea mi fiel lectora.