domingo, 2 de junio de 2013

Llevo unos días...

"No sabemos nunca de lo que somos capaces hasta que lo intentamos". Charles Dickens

Manín de Lluces

Tengo abandonado el blog, pero no las historias. Posiblemente me quedé sin lectores. Aunque así sea, quiero aprovechar para agradecer a todas las personas que han seguido mis escritos. Por cierto; ojeando una revista me encontré con la siguiente cita ;" No sabemos nunca de lo que somos capaces hasta que lo intentamos" Charles Dickens. Esto viene a cuento por todo lo que me pasó durante este año pasado y parte del presente y es una carta abierta - creo que está de moda decir esto - para todo el mundo. Bueno, para todo mi pequeño mundo que me lee.

Por primera vez me puse a escribir historias, y por cuestiones del azar - azar buscado - , una de ellas salió publicada en un libro. Libro que por cierto tuve en mis manos durante ¿un par de días? ¿quizás? Enseguida quisieron leer a mi pequeñín  que quise presentar en sociedad. Y nada más verlo, me lo quitaron de las manos. A lo que iba; que creía como algo imposible, poder escribir, y mucho menos que saliese publicado. Sin embargo te quiero - jejejeje, que me desvío - conseguí algo impensable para mí antes de ahora. No antes de después - Que lío -. Además ya animado escribí algunas historias que presente a concursos. Otra para un guión de un corto. Por lo cual,  aunque no gane el concurso, si gano en muchas otras - ¿De qué coño estoy hablando? - de que todo es posible...hay que intentarlo. Y si uno se cae podemos levantarnos de nuevo. Ya que todos son momentos; buenos, malos,  regulares. Así como las nubes pasan, todo pasa. El río nunca es el mismo. Tampoco beberemos el mismo agua. Y el perfume de la flor aunque en esencia es el mismo, tampoco lo es. Pero cuando tenemos sed que bueno... Espero en breve volver a colgar algún relato. 

¡Hola, hola! Si sigue habiendo alguien detrás de la pantalla dispuesto a seguir leyendo. Yo estaré gustoso de seguir escribiendo. ¡Por cierto! Antes de terminar, admito sugerencias, de que queréis que escriba ¿Continuación de alguna de las historias? ¿Alguna nueva? o quizás...ummmm...ya estáis todos un poco hartos y no recibo ningún tipo de mensaje. Pues buen, ya terminando "así andamos".

viernes, 3 de mayo de 2013

Algo distinto

Después de un tiempo reflexionando y visitando otra ciudad, quisiera compartir con vosotros, algo totalmente ajeno a contar historias. Aunque...quizás, ¿quién sabe? Igual no deja de ser otra historia.

Hay momentos en la vida que uno se queda atascado y busca cambios, nuevas experiencias. Nuestra cabeza da vueltas y más vueltas sin llegar a encontrar soluciones, u otros puntos de vista. Esto que aquí os pongo espero  sirva para aportar  algo de luz. O sólo para  reflexionar. Porque lo más importante que tenemos es "El tiempo", y nuestro tiempo desgraciada o afortunadamente es finito. Es nuestro bien más preciado. Y quizás más, cuando vamos careciendo de él.


martes, 23 de abril de 2013

Mi primer relato publicado

Bueno, bueno, bueno...Como es la primera vez que me publican algo, aquí os dejo el enlace donde se puede descargar el libro en versión digital. Creo que en breve estará la versión papel.
Es una colaboración de varios autores de distintos países con micro-relatos . De la cual tengo el honor de ser uno de ellos. Todo el dinero recaudado irá a una ONG.


lunes, 15 de abril de 2013

Diario de un parado


Primer intento de una publicación. Podéis dejar vuestros comentarios como siempre, gracias. Después de algunos "problemillas" ya está todo resuelto. De nuevo pido vuestra colaboración. 

Comentad, comentad, comentaaaaad....

domingo, 7 de abril de 2013

Vive

Vive
Manín de Lluces





El Sendero de la verdad es un  camino infructuoso,
que  a veces no lleva  a ninguna parte.


Todos los espectros fueron saliendo de la barca, cada uno de ellos portaba una imagen irreal y aparente. El Caballero quedó a la expectativa, no movió ni un músculo, fijando su atención en las figuras que le iban rodeando,  llegando cada vez más barcas y estos nuevos inquilinos, se acercaron cada vez más. El calor se hacía insoportable, el murmullo entre ellos fue creciendo, y cada uno  como gota que retumba en la cueva se sumó. Ya rodeado el Caballero Oscuro dijo:

- ¿Qué queréis de mi?
- ¿Tú conciencia está limpia?
- Hasta del más Santo, ¿se puede decir que esté limpia? ¿Alguno de vosotros me la quiere limpiar?
- ¿No tienes miedo?
- ¿Miedo de qué? Sólo tenía miedo de los vivos, y ahora no lo estoy.
- ¿Sabes dónde estás?
- Sé, que en la Tierra Humana, no. Pero no me importa, aquí estoy, el que quiera acercarse de vosotros que venga a mi - En ese momento sacó su espada, la levantó y de un tajo, cortó las cabezas que tenía a su alrededor. Un grito espantoso, infrahumano inundó la cueva, sus oídos se cerraron y sus ojos se llenaron de penumbra.

- Hola - oyó decir a una mujer. Un dolor le inundó el cuerpo y con gran esfuerzo pudo abrir los ojos, sentía sed, su boca estaba seca y su pensamiento confuso. Sólo sentía la necesidad de beber, no podía pensar en nada más, necesitaba agua.

- ¿Me puedes dar agua? - suplicó El Caballero, por un hilo de voz que apenas salia de su garganta.

- Sí, toma - y le acercó una  vasija llena de fresca agua. - Bebe despacio. Así sorbo a sorbo, estás herido y debes reponer fuerzas.

- Gracias - era la primera vez que salieron de su boca esas palabras, nunca las había dicho antes, pero la dulzura de aquella mujer, le hicieron retornar, a sus años de infancia, cuando estaba al cuidado de su madre, que le atendía con todo su cariño. Ya que de padre nunca había tenido noticias, sólo sabía por los silencios de su madre, que le indicaban que no podía hablar ni preguntarle por ello. Hacia tiempo, una conversación casi olvidada, le zanjó su curiosidad. Nunca más volvió a preguntarle por él.

domingo, 10 de marzo de 2013

El corazón de los muertos

El Caballero Oscuro
Manín de Lluces
Mi corazón ha muerto...



- ¿Quién vive en el corazón de los muertos? - Una voz potente, se oía decir - ¿Es solo el silencio ?- Con el eco retumbando en el vientre terreno.

- ¿Acaso...nuestro recuerdo se va desvaneciendo con el paso del tiempo?

Solo oscuridad, más una luz a lo lejos, ilumina la cueva. Y ese rayo, que parece divino, empieza a dibujar los primeros rincones, agudas aristas cuelgan amenazantes. Gotas cálcicas, caen sobre el húmedo suelo, pequeños ciempiés recorren la oquedad, mientras espectros colgantes duermen apaciblemente, esperando la llegada de la noche.

-¿Dónde estoy? - preguntó el Caballero.

- Este es el camino del paso. Solo el dolor invade tu corazón. Pero apenas pasen los días, no recordarás - la  voz retumbaba en toda la cueva, mientras el susurrar del agua acariciaba el oído del Caballero.

- Todo es confuso...pero ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? ¿Acaso no podrás decirme? ¿qué pasó? o ¿me dejarás con mis dudas? Estoy confuso... ¡Te repito!

- Tiempo tendrás de saberlo. Nadie recorre el camino sin conocerme. Tendrás dudas, muchas dudas, pero así es la vida, el vacío te llenará,   la angustia oprimirá tu corazón.

- ¿Por qué hablas así? Muéstrate - grito el Caballero - No tengo miedo a hombre ninguno. Menos a ti. Demasiadas cosas he visto; para que tiemble ahora mi mano.

- Ahora descansa. Tiempo tienes, esto es solo una parada en tu búsqueda.

Voces lejanas se oían, cánticos acompañaba el ritmo del remo, al romper la virginidad del agua.

Vive más allá...
Busca en tu corazón,
cada mañana el sol se esconde,
para renacer al siguiente día.

¡Siempre...duda!

El sonido del río subterráneo.  Ya se vislumbran las figuras en una barca acercándose. El Caballero, de pie, recio e impasible espera...


Después de esto días retomo de nuevo la historia. Seguiré repitiendo que comenten. Gracias.

martes, 5 de marzo de 2013

Semana de Descanso

Para todos los que leen el blog, esta semana la tomaré de relax, aquí. Por estar preparando varías historias para diferentes concursos que me consumen tooodo el tiempo y mi cerebro. No doy para mucho más.

Gracias, y la semana que viene colgaré alguna historia.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Y el demonio se apoderó de él

El Caballero Oscuro
Manín de Lluces

El viento sopla, el cielo está gris,
nubes sombrías arrecian en los corazones.



- ¿Cuánto le debo? - preguntó el Caballero

- Un vellón, señor. Todo por un vellón - le contestó el mesonero.

- Me parece bien 

 El Caballero sacó su bolsa de dinero y buscó un vellón. Este al oír el sonido se le iluminaron los ojos. Un rayo cruzó la mirada, y una sonrisa apagada recorrió su garganta esbozando un leve ruido.

El metal resonó en la madera, y el mesonero con rapidez de alimaña recogió la plata que estaba encima de la mesa.

- Adiós - le dijo el Caballero.

- Hasta la vista - le contestó el mesonero.

Y así subido en su caballo, se alejó de la posada. A lo lejos el camino de casa, atrás la posada y los recuerdos. Silbaba mientras el galopar del caballo acompañaba el sonido reflejado en la montaña. En la lontananza veía ya acercarse los parajes ya conocidos de su casa.

Mientras feliz recorría estos caminos, comenzó a  percibir los cascos de unos caballos que a sus espaldas le seguían. Por su oído acostumbrado supo que de unos cuatro se trataban. Y al mirar atrás.

- Señor, señor, espere un momento - era el mesonero que lo llamaba desde un pequeño jamelgo.
Y El Caballero se dio la vuelta. No le gustó lo que vio, y afirmando su mano en la espada se sintió más seguro.

- ¿Qué quieres? - le preguntó El Caballero.

- Estos señores quieren hablar con usted.

- Yo no quiero hablar. Tengo prisa, y me están esperando.

Antes de que pudiese terminar la frase sintió una punzada en la espalda. Diestro en la espada y hábil en batallas, con un movimiento rápido tajó al que le había clavado. Los caballos rechinaron, y el metal cantó de nuevo. El Caballero se movía rápido, tantos infieles había matado, que unos a otros iba devolviendo los golpes.

Cuatro heridas le infligieron, y cuando caido al suelo por un golpe que le había dado el mesonero, este se le acercó sonriente con la daga en la mano para dar el toque de gracia.

- ¿Qué tal señor caballero? - le dijo el mesonero con una sonrisa maléfica. - ¿Puedo ahora ayudarlo? - con voz burlando le iba diciendo mientras se acercaba, casi bailando.

- ¿Vuestra merced, necesita ahora que le ayude a levantarse?, No se preocupe ahora extiendo mi mano para ayudarle.

El Caballero sin poder moverse veía como se acercaba burlonamente el mesonero. Una herida, le impedía levantarse del suelo. ya el aliento putrefacto del mesonero le llegaba a la nariz.

- Caballero, caballero, ¿tiene sueño? ahora mismo le ayudo a dormir - Le dijo el mesonero mientras acercaba su cara. - pero antes le guardaré la bolsa, para que no la pierda.

Un alarido recorrió la montaña. Y los ojos en blanco se le pusieron al mesonero, mientras caía de una mortal punzada que le había infligido. Cuatro hombres yacían a manos del Caballero.  Una niebla cubrió sus ojos.  El sonido se fue apagando, y la luz se convirtió en penumbra.




Y El Hombre morirá
sucumbiendo a todos sus deseos.
Cada mañana al despertar
su luz se irá apagando.
Y cuando ya no pueda contar las estaciones,
su edad desaparecerá.

sábado, 9 de febrero de 2013

¿Continuamos así?

flores
Manín de Lluces



Los olores penetran en nuestro pensamiento,
y un aroma nos despierta los recuerdos.


El habitáculo oscuro y húmedo se fue inundando poco a poco  del olor del estofado. El Caballero sentado y quieto por no tener que llevar nada a la boca, permanecía pensativo. Recuerdos, recuerdos, recuerdos...Todo se forma en nuestra mente.

-Madre.
-¿Qué hijo?
- Tengo una noticia que darte. Hoy en el pueblo he conocido a una persona muy extraña. Cantaba,  bailaba y contaba historias de lugares lejanos.

- Y ¿Quién era? -  Le dijo la madre mientras le acariciaba su cabeza.
- No lo sé, él estaba rodeado de mozas que le sonreían. Y  no paraba de cantarles y contarles historias. Algunas incluso, le regalaron flores.

- ¿A ti que te parecía? - le preguntó la madre mirándole a los ojos.

- Yo quisiera ser como él. Quisiera que todas me mirasen. Tener muchas  que me siguieran- el niño movía las manos en aspaviento demostrando gran ilusión en cada una de las palabras.

- ¿Crees que  es feliz?

- Eso parecía. Todas lo miraban y escuchaban con atención sus historias. También se reían a grandes carcajadas  cuando  contaba alguna cosa graciosa.

- Mira deja que te cuente una cosa - Y su madre lo cogió de la mano - Muchas veces los hombres viven para llamar la atención. Porque sus vidas están vacías.

- ¿Cómo vacías? ¿Qué quieres decir?

- Crees hijo, que  es un hombre  feliz, por estar rodeado de mujeres. Cuando esté enfermo en su casa. ¿Quién lo cuidará?

- Lo cuidará su madre. Como tú  me cuidas a mí - le dijo el niño apretando la mano y acercando su cabeza a su regazo .

- ¡Ay, hijo mío! Pero  igual no tiene madre.

Y como una flecha las palabras atravesaron el corazón del niño y recordó todas las pesadillas que había tenido. El sueño de la calavera que le perseguía mientras dormía. La sensación de vacío, y el túnel oscuro que se abría en su corazón. No quería pensar en ello. Porque le recordaba a su abuela,  el día que se murió. Nunca más la volvería a ver. Lloró durante muchos días hasta que su corazón, le dijo “Adiós”.

- ¡Madre, no me dejes nunca!-  la apretó para oír su corazón, y sentir el calor de sus abrazos. La sensación le había invadido de nuevo.

Se fundieron en un abrazo. Las lágrimas inundaron sus ojos. Y durante un instante el reloj del tiempo se paró.

- ¡Señor! aquí está -  dijo el mesonero, mientras acercaba un plato lleno de líquido con algunas patatas flotando y  minúsculos trozos  de carne.

El Caballero se secó los ojos y sonrió de forma forzada al mesonero.

- ¿Esto es todo? - dijo el Caballero recuperado e indignado. - ¿Qué clase de comida es esta? Con esto no tengo ni para empezar - pegando un puñetazo encima de la mesa.

El mesonero se sobresaltó y titubeando se acercó a la mesa, inclinándose un poco hacia adelante en posición sumisa.

- Perdóneme, Pensé que no tenía mucha hambre, ahora le traigo más.

- Maldita sea, no me tomen por imbécil. Vaya y venga rápido con el mejor estofado que tenga. O juro que se arrepentirá de esta.

- Señor no se precipite, disculpe no tardo ni un momento - cada vez más nervioso y sumiso, se dirigió rápido hacia la cocina. Y al poco salió con un trozo de queso, chorizo y más pan. Esta vez todo tenía mejor aspecto.

- Discúlpeme señor espero que esto le guste.

El Caballero lo miró con cara de agravio y le dijo - Está bien, déjelo ahí, y tráigame otra jarra de vino ¡ya! - Golpeando furioso la mesa.

El mesonero apenas entraba por la puerta de la cocina ya estaba de nuevo afuera llevando todo tipo de manjares, no hacía falta que el Caballero le dijese nada.  Había comprendido que no debía enojarlo porque no parecía tener muy buenas pulgas y más ahora. El cambio había sido radical.

Ya comiendo y mirando de reojo al posadero, le hacía algún que otro gesto para atemorizarlo.

A veces me apetece seguir escribiendo, pero quizás se haga un poco larga la lectura, y así para no aburrir al lector, dejo aquí de momento. Ya saben que me gustan sus comentarios, eso me retroalimenta para seguir escribiendo. Y quiero agradecer la atención prestada y el esfuerzo de que me comenten sus opiniones. Esto hace viva la escritura y la lectura.

sábado, 2 de febrero de 2013

Así fue

El Caballero Oscuro
Manín de Lluces



El sentimiento de necedad es humano...
como todos los demás sentimientos.


- Madre, madre
- ¿Qué hijo?
- ¿Cree que de mayor llegaré a ser Caballero?
- ¿ Y para qué quieres  ser Caballero?

- Para salvar a damas en apuros. Luchar contra los enemigos del rey. Ir a la guerra.

- Hijo mio. Ay hijo mío. Sigue soñando- le dijo su madre mientras lo abrazaba.
- Yo, te llevaré a mi Castillo. Y comeremos todos los días carne. Y llevarás un vestido muy bonito.
- Hijo mío - y lo besó en la frente.

Pasaron muchos años. Y el niño se convirtió en adulto. Se fue a la guerra, pero no siendo caballero. Allí luchó, mató, pasó hambre...y sirvió a un rey. El rey, como todos los reyes vivía bien.  A veces tenían miedo, por si los mataban. Todos querían ser rey.

El regresó de la guerra. Volvió en su caballo, iba cansado. Había visto demasiadas cosas, que  le dañaron el corazón. Los brazos caídos y la cabeza baja. El sol brillaba, y los sonidos del bosque llenaban  el camino.

Un campesino que labraba la tierra, se paró y se quedó mirando. Vio cómo pasaba. El paso lento del caballo, y el reclinar del caballero.

- ¿Queda mucho para llegar a Belmonte?- le preguntó el caballero.

- Todavía le queda un buen tramo señor. Hay un buen tramo. ¿Viene de lejos? - le preguntó el campesino, con curiosidad.

- Vengo de lejos. De muy lejos. Y ha pasado demasiado tiempo. Apenas reconozco nada. Todo está tan cambiado.

- ¿Es usted de aquí?

- Si. Soy de por aquí cerca, o eso pensaba - Y siguió su camino sin despedirse. Cabalgó despacio durante horas hasta llegar a la posada.

- Buenas. Quiero comer - dijo el Caballero, a un hombre rechoncho, de pelo sucio y con la ropa remendada. Era tanta la cantidad de retales, que no se sabía dónde comenzaba uno y terminaba el otro. Las manos gordas y los dedos en consonancia con ellas. En las uñas se distinguía una buena cantidad porquería. El delantal blanco roto... pero por la suciedad que hacía tiempo había invadido si así había sido algún día.

- Tenemos estofado de carne - le dijo el posadero.

- Traigamelo, todo será bienvenido - contestó el Caballero, dirigiéndose hacia una mesa del rincón.

El conjunto hacía juego. La posada, el posadero, las mesas. Nada destacaba por limpieza. Aunque todas las posadas eran iguales. El suelo de piedra y tierra, las mesas carcomidas por los coleópteros que perforan la madera. Y las velas que alumbraban aquel lugar oscuro y húmedo. La humedad que penetra por los tabiques nasales llenando de sensaciones nuestro cerebro.

Al rato, regresó el rechoncho hombre, con un trozo de pan mugriento como él, un plato de barro y una cuchara de madera, que dejó sobre la mesa. Volvió por donde había salido y reapareció con una jarra de vino rota.

- Aquí le dejo esto  mientras se calienta la comida - le dijo el posadero.

- ¡Que hambre tengo! - Lanzándose voraz, hacia el pedazo de pan mugriento. Las migas empezaron a saltar mientras estiraba  como chicle cada trozo que introducía en la boca, para desgarrar lo otro que quedaba pegado y compactado al chusco. Tanto era el hambre y tan voraz lo comio, que en un decir “Jesús”, ya había dado cuenta de ello.


Para no aburrir al lector quiero dejar en este punto, esta parte. Agradecería comentarios. Se que quedan demasiados puntos suspensivos en la historia. La próxima vez que escriba iré cerrando este capítulo. Quizás resulten un poco liosos, pero en sucesivas entregas iré dando luz a cada una de las incógnitas.

lunes, 21 de enero de 2013

Lodos


Aunque la cambiaron de rumbo, 
la tortuga siguió su camino


Manín de Lluces


Todo ocurrió en un instante. Aunque las palabras tardan en escribirse. Cada una de las frases recorrieron su mente, como flashback.

El palo se mantuvo por encima de su cabeza. Abajo dormitando el caballero. A su mente le llegaron los siguientes versos;

Bueno es aquel
En que
La mirada
Le atrapa en sí misma,
Atacando la mente.
Doy a todo su fulgor
Oh, tú que sonreíste
Nadie en sí se 
Acaba.

Dudó por un instante...Siglos después cuando “El pocero” estaba realizando su primera urbanización en mitad de la nada. Encontraron los cadáveres ya enterrados por capas de lodos acumulados por el paso del tiempo.

El forense llamado en primer término, realizó informe que reproduzco a continuación como nota aclaratoria. Y de esta forma dejar a la mente de los lectores la interpretación que crean oportuna.



JUZGADO DE INSTRUCCIÓN NÚMERO SIETE ALQUITA

En Alquita, a 12 de diciembre del 2012

Ante S.Sa asitido de mi el Secretario, comparecen:

D. Herminio Pérez Plos, licenciado en Medicina, Médico Forense Interino de los Juzgados de Instrucción núm, 3, 6 y 8 de Alquita.

Y manifiesta que a las 8 horas del día 13 de febrero del 2012 en cumplimiento de orden judicial, practicó la autopsia al CADÁVER NÚMERO DOS, según enumeraron en el momento del levantamiento. 



EXAMEN EXTERNO

1. Aspecto general del cadáver.

El cuerpo totalmente impregnado de fango en buen estado de conservación debido a las condiciones inusuales del área circundante donde se encontró. Según toma del lugar, el agua tiene alta concentración ácida, temperatura muy baja y ausencia de oxígeno. Esto hace que la piel tenga un color oscuro característico. Hay ausencia total de huesos debido al ácido de la turba que disuelve el fosfato de calcio del hueso.

El cadáver aparece sobre la mesa en posición de decúbito prono. Llama la atención aberturas en distintas partes del cuerpo, no pudiéndose determinar las causas...




Los árboles susurraban mientras las hojas se movían como pequeños cascabeles colgantes. A lo lejos las campanadas del pueblo inundaban con su sonido el bosque. Las nubes algodonosas adornaban el cielo al pasar mediante los vientos superiores, que las empujaban hacia el oeste.

Nada hacía presagiar nada, todo como si estuviese tranquilo. Pero una inquietante quietud era lo que inundaba toda la comarca. El silencio antes de estallar la tormenta. Ningún sonido. Los pájaros se callaron y el sonido del viento paró de repente. Los campesinos miraron al cielo.

Belladona se despertó de su sueño...



Pueden dejar su comentario al llegar a este sector gracias. Todas las opiniones son bienvenidas, me sirven para seguir haciendo más historias. 

En el pensamiento de los pensamientos de todos los pensamientos. (Матрёшка 
/mʌˈtrʲoʂkə/
matrioska)

sábado, 12 de enero de 2013

Tropelía en el puente

reflejos nubes en el agua
Manín de Lluces

El Caballero Oscuro marchó al galope sin preocupación, iba en dirección al Castillo, o eso creía él. No tenía ningún tipo de remordimiento. Se sentía feliz  y contento. Por un momento había disfrutado. Pero apenas se acordaba, sus pensamientos estaban en otra parte. Nunca mantenía el pensamiento en el mismo pensamiento.

Con el galopar del caballo se acercó con dicha al paso del puente. Al otro lado estaba un caballero montado en su corcel.

-¡Alto ahí! ¡Quién vive! - dijo el caballero que estaba en el puente.

-Soy el Caballero Oscuro, notable en todo este lugar. Nadie debe osar a desafiarme. De todo el mundo es conocida mi fama.

-Yo no te conozco. Y además soy el dueño de este paso. Si quieres pasar, deberás pagar un tributo.

El Caballero Oscuro viendo que aquel no deseaba, ni se amedrentaba por su discurso. Decidió cambiar de dirección.

-¡Tienes suerte! Mucha suerte. Ahora mismo me acuerdo que me esperan en Belmonte. Y ese no es el camino.

Viendo el caballero, que el Oscuro no quería justiciar. Decidió  pasar al otro lado para enfrentarse. En esto el caballero Oscuro viendo la actitud desafiante, dio media vuelta  y como alma que lleva el diablo, marchó a todo galope.

-¡Maldita sea! Porque me tengo que ir, ya que me esperan para salvar al Mago.

-¡No huyas Caballero Oscuro!

-No huyo. Marcho por prisa. No te preocupes, nuestros caminos volverán a cruzarse. Y ese día tendré más tiempo.

-Huye cagón- le dijo mientras se quedaba ya quieto. -Toda la comarca sabrá de tu cobardía.

Ni miró atrás marchando a todo galope. Después de un buen tramo se paró. Y al ver que no le seguían, decidió dar la vuelta. Se bajó de su caballo y amarró a cada uno de los cascos unos trapos que llevaba preparados para la ocasión. Ya subido de nuevo, fue despacio por el camino cercano al principal entre los árboles.

Llegó de nuevo al puente, y vio como el otro caballero estaba sentado debajo de un árbol comiendo y bebiendo.

Sabia porqué a él también le pasaba, aquel no tardaría en echar una cabezadita. Así que esperó tranquilamente sentado, observando como comenzaba a bostezar y se recostaba.

El Caballero Oscuro, no tenía prisa. Nadie lo esperaba, y si así fuese le daba lo mismo. Absolutamente lo mismo. Ya viendo que al otro le salían por la boca unos ruidos bastantes importantes, y un pequeño regatillo de saliva desbordaba su labio inferior. Cogió un gran trozo de vara, de formidable consistencia y con sigilo se acercó. Cuando estuvo cerca, levanto en toda su extensión sus brazos y …

(¿Continuará? No tengo ni idea.)
Dejen comentario si quieren que continúe.

sábado, 5 de enero de 2013

¡ Ay Dios!

muelle de gijón
Manín de LLuces

Una noche que duermo de un tirón, sin apenas movimiento, sin recordatorio de pensamiento. Hoy es un día como otro cualquiera, todo depende del ánimo. Pero bueno quiero mejor ir describiéndolo así como las ideas que me pasan por la cabeza.

La temperatura en la calle es de 3 ºC, está lloviendo casi todo el tiempo, el cielo tiene una tonalidad gris oscura, podría decir un gris plomizo. A pesar de todo siguen trabajando en una fachada de los los edificios de enfrente. Golpeteo mecánico, ruido de taladro en el edificio exterior y en el interior, sonido de grifos, pasos, correr de mesas y sillas. Esto no es bueno para la concentración y menos para poder meditar. Tengo una frase que debo trasladar a mi mente para poder entenderla, “una cosa que exista de manera que no tiene necesidad sino de sí para existir”. Primero la apunto en un papel, la meto en mi bolsillo de la chaqueta, cojo mi máquina de escribir y me voy a la calle.

Tengo suerte, en el momento que pongo el pie en la acera, ya no llueve pero noto frío. El suelo está mojado, entre la carretera y las aceras hay charcos. Me pasa por la cabeza una idea. ¿Puedo acaso predecir el futuro haciendo una lectura de los charcos? Me resulta interesante, o por lo menos novedoso, podría crear escuela y tener adeptos, yo les enseñaría parte de los secretos para la lectura de charcos. ¿Y cuando no llueve?¿Acaso no podríamos adivinar el futuro? Claro que si, lo único es trasladarse a una charca, buscar otro punto de vista. “El pasado se evapora, como él líquido de las Charcas”. Bonita frase debo apuntarla. Saco mi libretita y con un lápiz, escribo.

Sigo caminando, tengo meditada la dirección, no paseo sin rumbo, sé el camino a seguir. Pero por un momento me detengo. Quiero hacer una lectura de mi futuro inmediato. Veo un gran charco apelotonado contra la acera, me acerco, y empiezo a mirar. Sombras, pero fijandome un poco más ya comienza a salir reflejada mi imagen. ¿Soy yo?¿Soy el reflejo de mi mismo?¿Quizás sea parte intrínseca del charco? Por un momento  levanto la mirada. Se está acercando peligrosamente un vehículo a una velocidad un poco elevada para el tipo de vía. Va salpicando a toda la gente.¡Flash!, se disparan las neuronas, imagen del coche a mi altura y mojandome. Tengo los suficientes reflejos para esquivar. No así el perro, y la señora que van caminando. El agua salió catapultada y se desplazó convirtiéndose en un tsunami de amplias proporciones, para después en una parada casi seca, caer por acción de la gravedad, encima del perro y la señora.

- ¡Me cago en tu put...dre! Hijo de...

Encadenamiento de acción reacción. En un instante física pura, veo como se puede convertir un tsunami. Para después seguir con la química, una serie de reacciones neuronales, llevan conexiones eléctricas para que unos músculos y aire articulen unas palabras. ¿Qué complejo puede llegar a ser todo? “Si tuviésemos que desmenuzar cada cosa del pensamiento perderíamos el todo del conjunto”.

Uff, por un pelo, menos mal que tuve reflejos,... al lado pasa un señor con bigote debajo de nariz, posiblemente no tiene otro lugar para crecer.

-¡No te jode!

Iba convirtiendo sus pensamientos en palabras. Me hubiera gustado saber más sobre sus pensamientos, pero para eso debería seguirlo, y yo tenía ahora otro objetivo. Seguir adelante, siento una gran ola de agua, me empapaba todo mi cuerpo.
-¡¡Joder!!

No daba crédito estaba feliz, había conseguido la lectura futura en la imagen reflejada de un charco. Se encadenaron en mi mente todas las ideas; charco, ola, mojado, ¡no te jode! Un gran hallazgo, podía predecir el futuro.

Mojado de pies a cabeza y con mis zapatos, haciendo succión mientras caminaba, y una sonrisa en la cara, una amplia sonrisa. La gente me mira de forma extraña, y la verdad no sé por qué. No tenía tiempo a preguntarme.

Había llegado a mi destino. Un lugar para meditar y escribir. No diré dónde, me niego a ello. Solo lo describiré, y aquellos que lo adivinen mejor para ellos, los demás que se j...n.

Es una entrada muy amplia, a los lados me observan dos figuras de piedra inclinadas hacia mí, empujo la puerta de madera pesada, chirría y entro. Oscuro, silencioso, con varias hileras de bancos. A la izquierda una especie de vasija con un poco de agua. Más adelante un habitáculo de madera oscura. Ese es mi lugar de escritura. Entro me siento, saco mi máquina, cierro la puerta, coloco mi linterna de cabeza y la enciendo. Empiezo a escribir, el sonido del tacleteo, resuena como eco, recorriendo toda la nave. Me estremezco, y escucho. Nada. Continuo.

-¡Padre!- oigo una voz, me detengo quedo sin aliento. Mi corazón palpita más deprisa. -¡Padre!



…................


Un hombre camina mojado, sube las escaleras del  Templo. Dentro de la nave en penumbra todo es silencio. Se dirige al confesionario, en su mano izquierda porta una maleta de color granate. Tras de si se cierra la puerta, entre las rendijas asoma un pequeño hilo de luz. El silencio monacal es roto por un repiqueo de letras que inunda toda la estancia. ¡Silencio!, de nuevo se oye otra vez el golpear.

Una mujer de pelo azabache cabizbaja atraviesa el pórtico, va en dirección al habitáculo, se arrodilla. No siente el sonido, sus pensamientos están absortos en otro lugar.

-¡Padre!- no haya respuesta, vuelve a repetir -¡Padre!

Un pequeño murmullo como riachuelo que se percibe en la distancia apenas imperceptible se deja escuchar. A la voz femenina sigue una voz masculina. Sólo se distingue el tono.

Un sollozo brota de la garganta de la mujer, lleva sus manos a la cara y  con  presteza abandona la iglesia.

Detrás le sigue el hombre, no lleva nada en sus manos, cuando está a punto de alcanzarla, la pierde en la maraña humana. Mira en todas direcciones, se alza de puntillas, pero ya no la ve.