jueves, 29 de noviembre de 2012

El Caballero Oscuro





Manín de Lluces
El caballero Oscuro montado en su corcel, seguía el camino del bosque. Apenas podía ver más allá de su yelmo debido al crepitar de la lluvia en su armadura. Una luz cegadora iluminó los árboles, y a los lejos advirtió la presencia de una joven doncella, que cantaba alegremente.

-Qué mujer tan hermosa- pensó – Cuánto daría por poder tenerla. ¿Cómo lo haré?¿Qué le diré?

Mientras meditaba estas palabras se bajó de su corcel, se escondío detrás de una gran piedra del camino, y observo cómo se acercaba. Allí estuvo un buen rato, hasta que llegó a su altura. De un salto se abalanzó sobre ella, y sin mediar palabra la atravesó con su daga.
Ni un ¡Ay! Pudo decir cuándo sitio en su cuerpo la punzada...

El caballero oscuro se levantó, limpio su arma la guardó y la observó mientras ella gemía.

-¡mmm! ¡Oh! ¡Ah!

-Desventurada has sido por cruzarte en mi camino. Ahora me marcho y ahí te quedas.

Ella lo miró con ojos suplicantes, y una lágrima salió de sus ojos deslizándose sobre su mejilla. El agarró las riendas, y así como se acercó, se alejó al galope.

Allí en el suelo quedó gimiendo la doncella que se cruzó en su camino. ¡Dolor o gusto! ¿Qué sería?

(continuará)

lunes, 26 de noviembre de 2012

¡Vaya Peste!


Año 1346, estábamos asediando a los malditos Genoveses. Los muy tontos oponían resistencia; y eso que todos los pueblos que nos encontramos por el camino habían sido arrasados, matado a niños, mujeres y hombres.


Los que no oponían resistencia pagaban un tributo (más o menos como ahora, el que se resista palos, y el que no, que pague las consecuencias). Era fácil, nos pagan y no hacemos nada, relativamente nada. Se resisten y arrasamos (mensaje sencillo y directo), dejamos unos pocos vivos para que puedan contar a los demás lo que les puede pasar a los que no nos obedecen (así creamos el principio de la guerra psicológica).

Pero  debo presentarme, nací en Mongolia, mi nombre y mi pueblo no viene a cuento, da lo mismo, total no seré recordado por ello. Sin embargo he sido muy importante en esta historia, y la de años sucesivos, una pila de ellos. Bueno más bien dejé algo de huella en la historia, no por lo que hice, sino por lo que llevé.

Así da comienzo; estábamos a las afueras de Caffa. Al lado del mar Negro. Llevábamos varios días hostigando a los estúpidos genoveses. Ya un poco hartos de esperar. Si caía la ciudad tendríamos todo para nosotros, y nos divertiríamos con el resto. Tanta riqueza dentro, y nosotros que no guardábamos nada para el futuro, es lo que se dice “vivir al día”, aunque tampoco podíamos guardar nada, por nómadas.

Un día paseando después de haber bebido mi ración de alcohol, (leche equina fermentada). Vi varias ratas que corrían por el campamento, esto no me llamó la atención, ya que estábamos acostumbrados a todo tipo de bichos, pero si lo que aconteció a continuación. Sentí picaduras por todo mi cuerpo. ¡Joder!, mira que estaba acostumbrado a flechazos, tajos, pero esos malditos insectos, como fastidian “no dejé de rascarme”.

Varios días después me empezaron salir bultos (conocí  todos estos nombres unos cuantos siglos más tarde, “no hay mal que por bien no venga”, y estos se llamaron nódulos, “vaya nombrecito”. ¿Quien iba a pensar que fuesen a causa de los diminutos  insectos? (aunque ahora parezca muy listo en aquella época sí que era bruto, o bueno, inteligente a mi manera). ¡Que mal aspecto!, un pedazo de bulto debajo de las axilas, y además apestaba, no el bulto sino el sobaquillo, siempre apestaban, y también el resto. Sentía malestar general, escalofríos, porque mi cuerpo quemaba, por la alta fiebre, pero cualquiera se lo decía al médico. Cualquiera se lo decía al médico porque no había médico, y lo más parecido un “Chamán”. Algun listo, a toro pasado, dijo “pa' mi esa inflamación es de un ganglio linfático, lo voy a llamar Bulbón”, pero como yo no tenía ni idea ni rechisté. ¡Qué sabía!, bastante tenía con los picores. Pero bueno continuemos con la historia (resumiendo, una piltrafa humana). Bultos por todas partes, pero no solamente los tenía yo, sino que otros también. Y como solo sabíamos utilizar el sistema decimal fuimos nueve más el menda, que como decíamos entonces, un arban (por si no quedó claro, nombre que se dan a diez)

En fin que cuando me di cuenta salía despedido por los aires,  cayendo dentro de la muralla. Así con mis otros compañeros. La cara de sorpresa que llevaron los genoveses, cuando nos vieron volando por los aires y caer en sus calles. No daban crédito, nuestro aspecto no era de lo más bonito. Pero tampoco para tanto, enloquecieron, y así creamos la guerra biológica.

Resulta que muchos de ellos, pusieron pies en polvorosa (que corrieron que se las pelaba; se dice así por el frizamiento de las piernas entre sí al no tener cuidado, es decir que te depilas por el alto movimiento de los pies). Se metieron en los barcos, no solo los geno (geno por genoveses), sino también las ratas para conocer mundo; y lo más importante las pulgas.

¿Qué pasó? todavía me río ahora recordando. Una vez más, toda Europa se fue al garete. Mira que murió gente, y cuanto más lejos marchaban más gente moría (Constantinopla, Peloponeso, Sicilia, Génova y Marsella, Balcanes, Francia, y así hasta Alemania, Polonia, y Moscú).

En fin que yo fui el primero que propagó la Peste Negra, o peste Bubónica, no porque sea boba, sino por el nombre que le pusieron al bulto de ganglio, que  llamaron Bulbo.

martes, 20 de noviembre de 2012

Mi historia





He desempolvado mi vieja máquina de escribir. Me gusta más el sonido de las viejas tecnologías, machacando mi mente como un mantra repetitivo. Es mi primera novela, mi primera escritura a parte de los Currículum Vitae que tan poco éxito están teniendo en estos momentos.

Reciclarse o morir, o quizás ambas cosas a la vez. Me reciclaré y después moriré. Primero lo primero porque no me queda otro remedio, y lo segundo prefiero dejarlo para más adelante. Cuanto más tarde mejor.

Quiero ser escritor y sobre todo, un escritor de éxito, de los que ganan muchos dólares, euros o lo que sea.
¿Por qué quiero ser escritor? Podría decir que lo llevo en los genes que nací para ello, que tengo un estilo literario innato cultivado a lo largo de mi educación. Esto sería lo más bonito, o lo políticamente correcto. Pero querido lector, mentiría, no és así. He llegado ha este punto por situaciones de mi vida que ahora paso a relatar con todo detalle.

Yo nací hace unos cuantos años en un pueblo pesquero, de cuyo nombre no quiero acordarme (lo tacharé en la siguiente corrección, creo que me suena de haberlo leído con anterioridad. Que seguramente podrá ser, pero quiero pasar de una forma discreta).

Como dije, nací en un lugar, de una madre y con ayuda de un padre, tras algún tiempo viviendo en la absoluta ignorancia y felicidad de la infancia. Tampoco recuerdo cuantos años fueron. Empecé a recordar algo de mi vida. La cual quería escribir aquí, pero no creo que venga al caso, porque mi memoria tampoco es muy buena, y quizás adorne demasiado o invente algunas cosas. Prefiero mejor omitirlas antes que me puedan llamar cínico. Por lo cual prefiero contar los hechos tal como sucedieron.

Nací hace algunos años, en un pueblo con mar. Viví en la absoluta ignorancia de la infancia y cuando me di cuenta estaba en la cola del paro, sacando la cartilla para pertenecer a la gran empresa nacional (INEM) tengo que abrir paréntesis, para explicar las siglas (Instituto Nacional de Empleo, utilidad,... bueno... es para que uno se apunte ponga su vida laboral, en que quiere trabajar y nose que mas cosas).

Esto hizo que volviese a retomar mis dotes de escritor, y de imaginación. Escribí varios curriculum vitaes, también acompañe a estos con cartas de presentación donde destacaba los grandes beneficios que reportaría a la empresa en caso de que me contrataran. Pero en estos tiempos de tanta competencia escritural de CV (escribo CV para no volver a utilizar más  la abreviatura de curriculum vitae, transformándolo en CV con economía de escritura, y dejando ver mi gran cultura en estos menesteres). Como venía diciendo con tanta competencia tuve mi primer gran fracaso editorial. Bueno digo editorial para adornarlo un poco  y darle carácter literario. Fue tanto el fracaso que decidí dejar el TARGET (explico TARGET, como público objetivo al que se envía un mensaje o lo que se quiera. También sino significa esto, da lo mismo, es un nuevo significado que yo le doy. Y aquellos escrupulosos del lenguaje, pueden rectificarlo en su pensamiento o enviarme algún donativo para elevar mi educación). Pensé en ser escritor famoso, ya no de CV (nótese que utilizo ahora solo las siglas). Sino de novelas, cuentos, o lo que pueda escribir.

Lo que ha hecho que desempolve mi máquina de escribir con el TOCTOC mantral, mi botella de whisky (no pongo marca y dejo a elección de las mismas posible hueco para patrocinio), y mi cajetilla de cigarros (idem del mensaje anterior).

Esta primera historia ocurre en la época de la Peste Negra. Un poco de introducción no sólo para situar al lector sino para situarme yo.