lunes, 26 de noviembre de 2012

¡Vaya Peste!


Año 1346, estábamos asediando a los malditos Genoveses. Los muy tontos oponían resistencia; y eso que todos los pueblos que nos encontramos por el camino habían sido arrasados, matado a niños, mujeres y hombres.


Los que no oponían resistencia pagaban un tributo (más o menos como ahora, el que se resista palos, y el que no, que pague las consecuencias). Era fácil, nos pagan y no hacemos nada, relativamente nada. Se resisten y arrasamos (mensaje sencillo y directo), dejamos unos pocos vivos para que puedan contar a los demás lo que les puede pasar a los que no nos obedecen (así creamos el principio de la guerra psicológica).

Pero  debo presentarme, nací en Mongolia, mi nombre y mi pueblo no viene a cuento, da lo mismo, total no seré recordado por ello. Sin embargo he sido muy importante en esta historia, y la de años sucesivos, una pila de ellos. Bueno más bien dejé algo de huella en la historia, no por lo que hice, sino por lo que llevé.

Así da comienzo; estábamos a las afueras de Caffa. Al lado del mar Negro. Llevábamos varios días hostigando a los estúpidos genoveses. Ya un poco hartos de esperar. Si caía la ciudad tendríamos todo para nosotros, y nos divertiríamos con el resto. Tanta riqueza dentro, y nosotros que no guardábamos nada para el futuro, es lo que se dice “vivir al día”, aunque tampoco podíamos guardar nada, por nómadas.

Un día paseando después de haber bebido mi ración de alcohol, (leche equina fermentada). Vi varias ratas que corrían por el campamento, esto no me llamó la atención, ya que estábamos acostumbrados a todo tipo de bichos, pero si lo que aconteció a continuación. Sentí picaduras por todo mi cuerpo. ¡Joder!, mira que estaba acostumbrado a flechazos, tajos, pero esos malditos insectos, como fastidian “no dejé de rascarme”.

Varios días después me empezaron salir bultos (conocí  todos estos nombres unos cuantos siglos más tarde, “no hay mal que por bien no venga”, y estos se llamaron nódulos, “vaya nombrecito”. ¿Quien iba a pensar que fuesen a causa de los diminutos  insectos? (aunque ahora parezca muy listo en aquella época sí que era bruto, o bueno, inteligente a mi manera). ¡Que mal aspecto!, un pedazo de bulto debajo de las axilas, y además apestaba, no el bulto sino el sobaquillo, siempre apestaban, y también el resto. Sentía malestar general, escalofríos, porque mi cuerpo quemaba, por la alta fiebre, pero cualquiera se lo decía al médico. Cualquiera se lo decía al médico porque no había médico, y lo más parecido un “Chamán”. Algun listo, a toro pasado, dijo “pa' mi esa inflamación es de un ganglio linfático, lo voy a llamar Bulbón”, pero como yo no tenía ni idea ni rechisté. ¡Qué sabía!, bastante tenía con los picores. Pero bueno continuemos con la historia (resumiendo, una piltrafa humana). Bultos por todas partes, pero no solamente los tenía yo, sino que otros también. Y como solo sabíamos utilizar el sistema decimal fuimos nueve más el menda, que como decíamos entonces, un arban (por si no quedó claro, nombre que se dan a diez)

En fin que cuando me di cuenta salía despedido por los aires,  cayendo dentro de la muralla. Así con mis otros compañeros. La cara de sorpresa que llevaron los genoveses, cuando nos vieron volando por los aires y caer en sus calles. No daban crédito, nuestro aspecto no era de lo más bonito. Pero tampoco para tanto, enloquecieron, y así creamos la guerra biológica.

Resulta que muchos de ellos, pusieron pies en polvorosa (que corrieron que se las pelaba; se dice así por el frizamiento de las piernas entre sí al no tener cuidado, es decir que te depilas por el alto movimiento de los pies). Se metieron en los barcos, no solo los geno (geno por genoveses), sino también las ratas para conocer mundo; y lo más importante las pulgas.

¿Qué pasó? todavía me río ahora recordando. Una vez más, toda Europa se fue al garete. Mira que murió gente, y cuanto más lejos marchaban más gente moría (Constantinopla, Peloponeso, Sicilia, Génova y Marsella, Balcanes, Francia, y así hasta Alemania, Polonia, y Moscú).

En fin que yo fui el primero que propagó la Peste Negra, o peste Bubónica, no porque sea boba, sino por el nombre que le pusieron al bulto de ganglio, que  llamaron Bulbo.

7 comentarios:

  1. Muy curiosa de presentar asi una perioda historica dramatica; la pandemia de la peste negra, hasta mi pais :)
    Que bacteria mala eres :) jajajajaa...
    Bueno, no entendi todo bien, pero el tono del cuento, me gusto... acidez y humor negro...
    tu amiga francesa !

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  2. Gracias Marie, por el esfuerzo de leerla, y escribir el comentario.

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  3. Pues sí una vez más Europa se fue al garete. La historia triste pero real, muy ingenioso, me he reido mucho con lo del sobaquillo, has sabído dar ese toque de humor, muy buena entrada.

    Besitos de tu amiga murciana ja,ja

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  4. Gracias Viki, por tener el tiempo de leerme, para mi es muy grato que me leas y además que comentes.

    Muchas Gracias

    P.D.: A ver cuanto tiempo dura esta Europa.

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  5. Luis escribes bien. Me gustaría que tus relatos tuvieran personajes por que sólo leer pensamientos, al menos a mí, no me envuelve..
    Sinceramente,
    Skype

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  6. Esti tien categoría de "Haiku Visual Históricu". Vete registrando el género, Manín!

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